Cómo limpiar tu sofá con la aspiradora y mantener la tapicería como nueva

La estrella indiscutible del salón es el sofá. Precisamente por eso es uno de los muebles más castigados de la casa. Polvo, manchas, restos de comida… Si quieres que el protagonista de este espacio tan importante del hogar luzca siempre su mejor aspecto, no hace falta que te compliques. Con unas sencillas rutinas de limpieza y una aspiradora para sofás lo dejarás como nuevo.

¿Cómo saber si tu aspiradora es apta para aspirar el sofá?

Prácticamente cualquier aspiradora se puede transformar en una aspiradora para sofás siempre que ofrezca la posibilidad de acoplarle los accesorios más apropiados para este tipo de limpiezas: cepillos de cerdas suaves o especiales para telas, boquillas estrechas para los recovecos y boquillas de hendidura planas para las superficies más delicadas. Si se trata de una limpieza rápida después de haber estado viendo una película con palomitas, te vendrá muy bien un aspirador de mano que te permita deshacerte de los pequeños restos de comida. Y si lo que quieres es un tratamiento más a fondo, o vencer al polvo y las pelusas, cualquier aspiradora de trineo, ya sea con bolsa o sin bolsa, te vendrá fenomenal.

Limpieza cotidiana con una aspiradora para sofás

El truco para conservar la tapicería del sofá en buen estado está en el mantenimiento rutinario. En este sentido, las aspiradoras con accesorios para tapicerías te lo ponen muy fácil, convirtiendo un trabajo de limpieza engorroso en una tarea del hogar rápida y sencilla. Sólo tienes que seguir estos consejos para garantizar que tu sofá presente siempre un aspecto tan atractivo como el primer día:

Consejos para aspirar el sofá

  1. Escoge la boquilla más apropiada

Cada material de fabricación tiene sus particularidades. Los tejidos sintéticos, así como los de lino o algodón, son más resistentes y permiten el aspirado con cepillos de cerdas con los que puedes arrastrar la suciedad más incrustada. En el caso de sofás de piel, imitación de cuero o terciopelo, lo ideal es emplear una boquilla plana y recorrer toda la superficie sin necesidad de ejercer presión.

En cualquier caso, recuerda que, al utilizar una aspiradora para limpiar el sofá, es la fuerza de succión la que hace el trabajo duro. No necesitas aplastar los cojines de asientos y reposabrazos para obtener mejores resultados.

  1. No te olvides de los recovecos

Si hace tiempo que no pasas la aspiradora por los huecos del sofá, es posible que te encuentres con una pieza de juguete, algo de calderilla o las pilas del mando a distancia. Es importante mantener la limpieza en estos recovecos porque pueden terminar convirtiéndose en el rincón de los objetos perdidos.

Las boquillas más estrechas te facilitan el acceso allí donde es difícil llegar con los dedos. Si utilizas una aspiradora sin bolsa con el depósito transparente, lo tendrás más fácil para rescatar esos pequeños tesoros que un día perdiste sin darte cuenta.

  1. Los cojines también entran en el pack

Cuando pases la aspiradora por el sofá, no te olvides de los cojines. No en vano, ellos son los que completan ese look tan personal del mobiliario de tu salón. Son también las partes más expuestas y, por consiguiente, las que más polvo acumulan.

Con las boquillas de tapicería no solo puedes aspirar la suciedad sino peinar los tejidos para que muestren su color original de forma más nítida y atractiva. Es un truco que da resultados sobre todo en tejidos aterciopelados, aunque sus efectos también son visibles en otro tipo de textiles.

  1. ¿Y si hay manchas?

En estos casos hablamos ya de una limpieza en profundidad. Si se trata de un sofá de piezas desenfundables (hoy en día la mayoría lo son), puedes meterlas directamente en la lavadora con un ciclo para prendas delicadas y secarlas al aire sin exponerlas directamente al sol, o en secadora y a una temperatura no superior a los 40ºC.

Si no existe la opción de extraer las fundas, siempre puedes lavar a mano las manchas. Para telas todoterreno como el algodón, la loneta o el lino, bastará con emplear un trapo humedecido en una solución de agua, limón y bicarbonato. Para tejidos más exigentes como la piel o el terciopelo, se recomienda realizar una limpieza en seco con productos específicos. En cualquier caso, no hay nada más eficaz que una actuación inmediata en el mismo momento en que se produce la mancha.